1757. Los temidos picos de glucosa.
Los valores considerados como pico de glucosa, o hiperglucemia, pueden variar dependiendo de varios factores como la condición de salud, si una persona tiene diabetes, y el momento del día. En general, los valores típicos son:
- Para personas no diabéticas: Un nivel de glucosa en sangre normalmente está entre 70 y 99 mg/dL en ayunas, y menos de 140 mg/dL dos horas después de comer.
- Para personas con diabetes: La American Diabetes Association (ADA) sugiere que los niveles de glucosa en sangre no deben superar los 180 mg/dL después de las comidas para considerarse dentro de un rango manejable. Un "pico" podría ser cualquier valor que consistentemente supere este umbral después de comer.
Los picos de glucosa, es decir, aumentos repentinos y elevados de glucosa en la sangre, pueden ser perjudiciales por varias razones, especialmente si ocurren de manera frecuente:
- Daño a los vasos sanguíneos: Los niveles elevados de glucosa en sangre pueden causar daños a los pequeños vasos sanguíneos (microangiopatía), lo que afecta a órganos vitales como los ojos, riñones y nervios. Esto puede llevar a condiciones como la retinopatía diabética, nefropatía y neuropatía.
- Incremento del riesgo cardiovascular: Los picos de glucosa también pueden dañar los grandes vasos sanguíneos (macroangiopatía), aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares como el infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular.
- Resistencia a la insulina: Exponer frecuentemente al cuerpo a altos niveles de glucosa puede llevar a una menor sensibilidad a la insulina, lo que puede agravar la diabetes tipo 2 y dificultar su manejo.
- Compromiso del sistema inmunitario: Altos niveles de glucosa pueden afectar la función del sistema inmunitario, haciéndolo menos efectivo para combatir infecciones.
- Impacto en la función cerebral: Fluctuaciones significativas en los niveles de glucosa pueden afectar la función cerebral, lo que puede manifestarse como dificultades de concentración, cambios de humor y fatiga.